PATRIMONIO CULTURAL

Las Tablas de Memling

Situado en los bajos del Palacio de los Hurtado de Mendoza, en la Plaza Mayor de Almazán, se encuentra el Centro de Recepción de Visitantes de Almazán, que también cuenta con un complemento museístico, ya que posee una sala donde se alberga la muestra permanente de cuatro tablas de pintura del siglo XV atribuidas al pintor flamenco Hans Memling, más conocidas como el “Tríptico de Almazán”.

Aunque se le denomine tríptico, en realidad lo que se expone son cuatro tablas que correspondían a las dos puertas que lo cerraban. Aun así, es de una importancia extraordinaria la exposición de estas bellas pinturas atribuidas a uno de los más grandes pintores de la historia.

Cómo se han encontrado estas pinturas en la Villa parece que está relacionado con la presencia de los Reyes Católicos en el Palacio de Don Antonio Hurtado de Mendoza, donde residieron en diversas ocasiones, siendo además este pintor uno de los artistas favoritos de la reina.

En el siglo XV y comienzos del XVI era muy frecuente entre la nobleza el uso de un mueble muy concreto: el “oratorio” móvil, que se podía trasladar con facilidad.

Sin embargo, sus dimensiones como tríptico podrían convertirlo en un complemento muy pesado, y por alguna razón desconocida, aquel tríptico se convirtió en un panel central (muy posiblemente con una escena de la crucifixión que sí permitía su traslado junto al “oratorio” móvil), y las dos tablas que se exponen en Almazán, y que aparecieron en unas dependencias del ático del Palacio.

Muchas especulaciones se han hecho sobre el origen de las tablas, y debido a la muy escasa obra del pintor en España (que tampoco está expuesta), nos inclinamos a exponer aquí la más “romántica” de todas ellas: un regalo de la Archiduquesa Margarita de Austria a los Reyes Católicos con motivo de su traslado a España para contraer matrimonio con el príncipe Juan.

La iconografía de los personajes de las tablas está muy relacionada con la temática franciscana y representan a San Francisco de Asís, San Bernardino de Siena, San Pedro y Santa Isabel de Hungría. Es un verdadero privilegio acercarse hasta allí y contemplar la belleza de estos cuadros.