PATRIMONIO CULTURAL

El recinto amurallado de Almazán

¡Largo peregrinar de los menceyes guanches por mares y tierras desconocidas!... Paisaje de contrastes: ubérrimas campiñas y desolados páramos, ingentes cordilleras e insondables llanuras, ricas ciudades y humildes caseríos, hasta que en este vagar ininterrumpido un día aparecieron ante sus ojos las ingentes y pétreas murallas de Almazán, la villa guerrera y mística de las torres albarranas y las torres de sus campanarios. Siete puertas se abrían en el recinto mural de la villa..., y por una de ellas, envueltos en sus peludos tamarcos, pálidos los rostros y humildes las cervices, penetraron en Almazán los nueve reyes de Tenerife.

Los primeros restos de la muralla son de origen musulmán. Por algo, su topónimo árabe Almazán significa “el fortificado”. Los restos más antiguos, parecen estar en la zona del Matadero, en la puerta de Berlanga, ya desaparecida. El tipo de construcción, con las piedras colocadas a tizón (en la horizontal por su lado más corto) correspondería al estilo musulmán, y, de esta forma, tan solo se observan algunos lienzos.

Fue Alfonso I el Batallador quien levantó un nuevo cerco en 1128. La muralla actual es de finales del XII o principios del XIII, y está formada por dos muros paralelos realizados en piedras sillares, rellenos de piedras y argamasa de cal. Esta técnica dota a la construcción de una gran robustez, con casi 2,5 metros de grosor.

De las cuatro puertas originales: Puerta del Mercado, de Herreros, de la Villa y de Berlanga, se conservan las tres primeras. También contaba con tres postigos de los que se conservan dos: el de San Miguel y el de Santa María.

La Puerta del Mercado era la más robusta, y se pueden observar en ella los huecos o quicios en la piedra para insertar sus dos puertas.

Un elemento curioso que se observa en todas las piedras de las puertas es una misma marca de cantero, que hace pensar que todas las puertas datan de la misma época.

En su paseo podrán encontrar, entre otros elementos, el denominado Rollo de las Monjas, cuya única función sería la de un contrafuerte ya que es macizo en su interior, y está coronado de matacanes volados construidos quizás en el siglo XIV.

En unas recientes excavaciones han aparecido tres hornos de cerámica, de los cuales, el más lejano a la Puerta del Mercado se conserva en muy buen estado y aún mantiene la bóveda superior.

En la Guerra de la Independencia, los franceses destruyeron un buena parte de la muralla y el Castillo del Cinto.